2 Desayunos Sin Harina

Cero culpas.

Prometo no juzgar.

Y vos prométeme lo mismo.

Pero decime la verdad…

¿Tu desayuno es un café a las corridas?

¿Negro o con un poquito de leche?

Lo de la leche y si es buena o no es otro tema y podemos charlarlo a fondo si te gusta la idea. Pero hoy quería conversar contigo de desayunar y por qué lo amo. (Pista: no es porque es clave para bajar de peso, ni por toda la energía que me da. Va más allá!).

Por mucho tiempo yo también tomaba solo un cafecito y con suerte alguna rodaja de pan con mermelada. Me despertaba con el tiempo absolutamente cronometrado para que me diera para la ducha rapidita, secarme el pelo --que nunca es rapidito--, maquillarme un buen rato y que quedaran 2 minutos de reloj para desayunar.

Salía como loca y el objetivo era llegar – en hora? Nope. Siempre era unos minutos tarde y esa sensación de correr de atrás me perseguía todo el día.

 (Un aparte -- Cuando miramos para atrás, a veces se siente como otra vida, o no?)

Lo admito. Desayunar tiene muchos beneficios – la energía, la memoria, la figura -- y yo lo sabía pero jamás se me pasaba por la cabeza priorizarlo. Desayunaba por "cumplir" y a otra cosa.

Te suena?

 

Cuándo empecé a desayunar de verdad?

No te reías.

Haciendo uno de esos ejercicios de “cómo sería tu día ideal” en que la coach te pide que escribas y escribas sin parar hasta que la mano va sola, me encontré a mí misma describiendo mi desayuno perfecto. Tenía un cappuccino de máquina, jugo de naranja, selección de quesos, huevo y otras delicias al mejor estilo continental, de esos de los hoteles y las películas.

El ejercicio del día seguía y mis sueños eran grandes para el resto de la jornada.

Al final, la coach (que ya no recuerdo quién era pero seguramente en la línea de Louis Hay) te proponía mirar el día y encontrar algo que pudieras hacer esa misma semana. La idea era hacer algo sencillo que estuviera a tu alcance hoy pero simplemente no estabas priorizando, y al hacer eso pequeño te condicionás a darte cuenta que también podés lograr los sueños más grandes de ese día ideal.

 

Te imaginarás qué elegí para pasar a la acción. ;)

Síiiiiiiiiiiiii, un desayuno continental!

Oki, no tenía el café de máquina. Pero me acuerdo hasta hoy de ir a comprar cositas de calidad, prepararme el jugo de naranja y servirlo todo con la vajilla más linda de la casa.

Como quería disfrutar mi super desayuno, no solo me puse la alarma más temprano sino que fue más fácil saltar de la cama. El desayuno estuvo muy rico pero la mejor parte fue sentir que tenía tiempo y espacio. Sin proponérmelo empecé a llegar temprano a todos los lados y mi vivencia de sentirme dueña de mi mañana se fue expandiendo a la tarde y al día todo.

Si te soy honesta no sé qué otros sueños escribí ese día para mi día ideal, pero mirando para atrás amo mi vida hoy y me reconozco tanto, tanto más feliz.

 

Cuando pienso en desayunar pienso en esa sensación de felicidad y cómo el primer paso de auto-cuidado nos influye en tantos niveles.

A todo esto tal vez estás con ganas de hacer tu ejercicio del día ideal (arriba!) pero espero que también estés con ganas de DESAYUNAR BIEN.

 

El mayor obstáculo que me cuentan las chicas sobre desayunar es que “no tengo tiempo”, o “no sé qué hacer que sea saludable”.

Para la primera objeción: creá tu tiempo. No hay vuelta. Mi tiempo de mañana fue apareciendo de a poquito y hasta hoy tengo que luchar por priorizarlo porque sino se lo come la noche o las vueltas de la vida, pero no hay como vivirlo para sentir la diferencia y saber a qué querés volver. Andá a tu ritmo pero proponete pasar a la acción ahora.

Y para lo práctico: tengo 2 ideas deliciosas, sencillas y sin harinas que te van a encantar.

 

 

2 Recetas Para Desayunar Sin Harinas

 

RECETA: Porridge Rosado

Rinde: 1 porción

 

Ingredientes:

 

Avena instantánea, 1/2 taza

Leche de almendras, 1 taza (podés usar leche descremada)

Frutos rojos, ½ taza (podés sustituir por frutas de estación)

Semillas de calabaza, 1 cda

Acaí en polvo, 1 cda

Opcional: Miel, 1 cdita

Opcional: Nueces y Almendras, 2 o 3

 

Instrucciones:

 

Cocinar la avena con la leche vegetal a fuego lento revolviendo constantemente, unos cinco minutos.

Cuando espesa, sacar del calor y volcar en un bol o plato hondo.

Agregar el acaí y revolver bien para llenar tu avena de color.

Podés endulzar con miel pero si te animás a dejarlo afuera, mejor.

Ahora sí, servila en un plato hondo lindo y divertirte decorando con la fruta, las semillas y frutos secos.

 

 

RECETA: Chía Pudding Clásico

Rinde: 1 porción

 

Ingredientes:

 

Semillas de chía, 3 Cdas

Leche de almendras, ⅔ taza

Almendras, 6

Frambuesas frescas, 1 puñado (o Bayas de Goji)

Semillas de Calabaza, 1 Cda

Coco chips, 1 Cda

Canela, a gusto

Opcional: Chips de Banana, 1 Cda

Opcional: Miel, 1 cdita

 

Instrucciones:

 

El chía pudding tiene muuuuchas versiones y es fantástico para dar rienda suelta a la creatividad. Si hace tiempo que lo conocés seguro que tenés tú favorito. Este es mi favorito personal – bien simple, bien fresco y con toppings llenos de color que siempre tengo en casa. *Lo más!*

 

Mezclá la chía y la leche en un frasco de vidrio de tapa ancha (así es cómodo de comer directo del pote). Si sos dulcera sumale un poquito de miel, pero si podés saltearla genial.

Si lo hacés de noche guardalo en un pote en la heladera, a la mañana tendrás tu desayuno listo para comer! Si te gusta más a temperatura ambiente, dejalo hinchando al menos 15 minutos antes de comerlo así agarra buena textura.

 

Cuando esté listo, sumá estos toppings llenos de color (mis clásicos).

Verde con las semillas de calabaza.

Rojo con las frambuesas frescas o las bayas de goji.

Blanco con los chips de coco.

Amarillo con los chips de banana – podés hacerlos caseros cortando banana finita y al horno (deliiiis!).

Tostado con las almendras – cortalas un poco que van a quedar más lindas y se mezclan mejor con los sabores.

Al final, un toque de canela espolvoreada por arriba.

Es espectacular! Después nos contás…

 

 

 

Para lleva cualquier desayuno a otro nivel acordate de:

  • Empezá tu día con un vaso de jugo verde, o agua con limón.
  • Elegí ingredientes de calidad.
  • Pensá en incluir todos los grupos de alimentos.
  • Usá tu vajilla más linda!
  • Probá cambiar el clásico café por un té verde.

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