Básicamente para ahorrarle al cuerpo un montón de esfuerzo y poder aplicar todo eso en procesos internos y funciones corporales que estaban sufriendo por “falta de atención”.
Cuando empezamos a comer alcalino sentimos que nuestra salud entera mejora; nos enfermamos menos porque nuestro sistema inmune está más fuerte, mejora nuestra digestión, incluso perdemos peso innecesario y vemos como la piel y el pelo tienen otro brillo. Sí, toda la cantidad de nutrientes, minerales y vitaminas que tienen esos verdes que son la base de la alimentación alcalina son una parte fundamental de estas mejoras, pero lo que en general no tenemos en cuenta es esta otra pata… estamos ayudando al cuerpo a balancear el pH con muchísimo menos esfuerzo.
El cuerpo tiende a mantener un pH levemente alcalino (7.35 a 7.45 para ser exactos) en su “medio interno” porque las reacciones químicas vitales necesitan tener ese pH para funcionar de manera correcta – es decir que ese pH es imprescindible para la vida.
Como es fundamental, el cuerpo es capaz de hacer todo tipo de ajustes para lograr ese equilibrio del pH. Aquí la palabra clave es “todo”, el cuerpo está preparado para hacer todo tipo de cosas para no perder el pH que necesita y esto muchas veces es a costa de otros procesos que necesitamos para la buena salud, y tarde o temprano esta sobre exigencia nos pasa factura. Puede ser en pequeñas cosas, puede empezar por cansancio y terminar en enfermedades crónicas.
Hoy en día, la alimentación ha cambiado, perdiendo muchos de los aportes de alcalinidad. Comemos menos verduras y frutas (lechuga y tomate con suerte), muchos menos granos integrales (al punto que nos caen pesados…) y muy pocas semillas y nueces (porque “engordan”). Para peor estamos rodeados de alimentos que son “formadores de ácido”, desde refrescos hasta ultraprocesados.
Como si fuera poco – digamos que “para colmo de males” – las reacciones químicas en el cuerpo pueden agregar acidez al medio interno y aquí el estrés es el rey. No lo entendamos mal, el estrés tiene su razón de ser y no es malo de por sí, pero cuando se vuelve crónico juega para el grupo de “ácidos”. Sip, las situaciones prolongadas de estrés pueden hacer que el metabolismo funciones de tal forma de exacerbar la formación de “ácidos”.
Una razón más por la que integrar un poquito de meditación y tiempo para hacer esas cosas que te hacen feliz!
La buena noticia es que cambiar esta situación está en nuestras manos. Cada vaso de agua con limón, cada vez que agregás kale o espinaca a tu plato, cada jugo verde, está sumando alcalinidad para tu cuerpo. Como regla general una alimentación variada - con muchas verduras, frutas, granos integrales, semillas, leguminosas, aceites saludables, incluso carnes grass-fed, pescados, huevos y algunos tipos de lácteos – nos ayuda a mantener un pH normal y saludable.
¿Por qué? Porque las verduras, granos, frutos tienen muchas partículas químicas que tienden a ser alcalinas (sobretodo esos alimentos que te mostramos en la tabla y que tanto repetimos en el Plan Detox). Como los seres humanos durante nuestra evolución comíamos muchos de estos alimentos, el cuerpo se acostumbró a contar con esa ayuda para mantener su pH normal y poder funcionar en su nivel óptimo.
Concentrate en la regla del 80/20 y hacé del top 10 de alimentos alcalinos parte de tu vida diaria, y disfrutá de los efectos de un equilibrio natural en tu cuerpo que se siente desde adentro y brilla por fuera.
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